Casa Jardín

Hace unos días, en un supermercado de la ciudad de Madrid, un hombre de mediana edad se disponía a comprar un insecticida en espray. Esta acción, aparentemente normal, no sería noticia si no fuese por la cadena de sucesos que acabaron con la detención del implicado.

El insecticida en cuestión, asegura ser eficaz contra un largo número de especies como son moscas, mosquitos, abejorros, avispas, polillas, hormigas, cucarachas, pulgas y un largo etcétera. Al llegar a la caja, la dependienta del supermercado solicitó una licencia que le acreditase para manipular dicho producto que, según la vigente normativa, está considerado como arma química. Dicha licencia, se expide sólo a practicantes de caza mayor de insectos (abejorros y moscardones).

El cliente provocó un gran revuelo ante la negativa de la cajera a venderle el producto, confesando además que lo quería solamente para “matar a un montón de hormigas” que tenía en su vivienda debido a que estaba “harto de no poder dejar algo de comida encima de la mesa de la cocina sin que se pusiese todo lleno de esos bichos asquerosos”. Según la dependienta que le estaba atendiendo, hizo estas declaraciones con una sangre fría pasmosa, “como si matar a esos pobres animalillos fuese lo más normal del mundo”.

Un agente de seguridad del establecimiento vio en la reacción del detenido claros síntomas de inestabilidad emocional que, unidos a la desesperación por conseguir el químico, despertaron en él la alarma, por lo que avisó a los servicios de emergencia.

Las fuerzas de seguridad siguieron al presunto maltratador de animales hasta el inmueble donde vivía, donde encontraron un artilugio utilizado antiguamente para matar insectos voladores como el de la imagen.

Además, entre el gotelé de las paredes, encontraron restos de sangre que, según confirman las pruebas de ADN, corresponden a moscas comunes. En la cocina, en una grieta entre los azulejo, hallaron además un refugio lleno de hormigas extremadamente delgadas y con síntomas de desnutrición.

El maltratador fue detenido entre insultos proferidos por un grupo de manifestantes de PETA y, posteriormente, puesto a disposición judicial. Los animales fueron entregados a una protectora, donde llevarán a cabo su rehabilitación y posterior puesta en libertad.