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13 dic 2012

The Walking Lovers

Dadas mis inquietudes artísticas —y, por qué no decirlo, mis ansias de fama y fortuna— y aprovechando la actual tirada de la saga Crepúsculo, me voy a subir al carro de la literatura romántico-fantástica juvenil. Puesto que el tópico “vampiros vs. hombres-lobo” está ya bastante exprimido —causando además bastante revuelo entre los amantes de estos seres mitológicos en su vertiente más clásica— centraré mi historia en otro colectivo típico de las historias de terror: los zombis.

La novela tratará la historia de un adolescente y su padre que deben mudarse a un pequeño pueblo —de los EE.UU., por supuesto—. El padre, divorciado, trabajaba en una compañía de teatro caracterizando a los actores. Tras perder el trabajo al disolverse la compañía de teatro, decide romper con todo y empezar de cero lejos de la ciudad, de sus problemas y de su ex-mujer —arrastrando a su hijo con él, quien se niega a dejar atrás toda su vida para ir a vivir a un pueblo lleno de paletos.

Durante el viaje por una carretera secundaria, debido a una airada disputa padre-hijo, el padre pierde el control del coche y acaban estrellados en la cuneta. Pero, por alguna extraña razón, ambos vuelven a la vida como zombis.

Sin ser conscientes aún de su nueva condición, se instalan en su nueva casa, aunque pronto se dan cuenta de que algo no va bien: su cuerpo se ha vuelto frío y empiezan a sentir un apetito salvaje hacia los humanos. A partir de aquí, empiezan a sacar conjeturas sobre lo que pudo pasar en el accidente, llegando a la conclusión de que ahora son muertos vivientes. Ambos deciden llevar una aparente vida normal, continuando el hijo con su educación en el instituto y saciando su apetito voraz comiendo sesos de vaca en vez de cerebros humanos.

Los problemas no tardarán en aparecer: la podredumbre se empieza a extender por sus cuerpos, provocando un desagradable hedor difícil de pasar desapercibido. Los protagonistas, intentan disimular los rasgos propios de las descomposición gracias a las dotes del padre como maquillador y utilizando grandes cantidades de colonia.

Al mismo tiempo, el hijo conoce en el instituto a una bella joven, de la que queda locamente enamorado. Así, el joven zombi se ve inmerso en una profunda tristeza, ya que quiere estar cerca de la chica; pero, a su vez, no quiere acercarse por miedo a que descubra lo que en realidad es o que, peor aún, llegue a hacerle daño por no poder controlar en instinto animal que le impulsa a abrirle el cráneo y comerse su cerebro.

Este intrincado amoroso dará pie a la frase que abrirá el libro, frase que hará las delicias del público adolescente:

“Es difícil amar cuando tu corazón lleva tiempo parado…”

Paralelamente a esta historia de amor, el hijo vivirá un drama familiar. La podredumbre empieza a afectar al cerebro de su padre, lo que hace que sufra episodios con pérdidas de memoria en los que se descontrola, olvidándose de su parte humana y comportándose como un auténtico zombi.

Continuando esta idea, tengo la idea de publicar una saga de al menos tres novelas —ampliable según la aceptación por parte del público—, estando también abierto a la adaptación cinematográfica de los libros.

1 comentario:

  1. Pero vamos a ver,mu original que digamos no es.Si bien es cierto que cuanto mas simples sean las cosas mas fáciles son de entender por el gran público.Espero que sea todo un éxito.JEJEJEJE

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